sábado, 18 de septiembre de 2010

El secreto de sus ojos

En este espacio nos hemos caracterizado por enunciar opiniones sobre películas que por el reconocimiento de la crítica especializada han merecido ser reseñadas y en algunos casos recomendadas.

Pero en este caso, el motivo principal por el cual destinaré las siguientes líneas a esta película no será el premio Óscar de la academia a mejor película extranjera que con sobrados méritos obtuvo. Sino que por primera vez lo que me motiva a dedicar este artículo a la exitosísima cinta "El Secreto de sus ojos", es que nunca antes como espectador, sentí la necesidad absoluta de no solamente ver con todos mis sentidos puestos en una sola cosa que no fuera diferente a disfrutar, sentir e involucrarme con esta magnífica adaptación, sino que no me pude arrebatar el placer de volver a observarla dos veces el mismo día para poder en la segunda oportunidad, disfrutar de todos y cada uno de los elementos que hicieron de esta una de mis películas favoritas de todos los tiempos.

Una historia que gira entorno a entender desde diferentes puntos de vista ese sentimiento único e incontrolable llamado PASIÓN encarnado en el amor, el fútbol, las adicciones, el sexo, el trabajo, la venganza y todo aquello que más allá de ser determinado como bueno o malo, tiene su explicación en la forma de actuar de quienes llevan arraigado en lo más profundo de sus entrañas ese que es el más fuerte de los sentimientos.

Protagonizada por Ricardo Darín, quien vuelve y nos sorprende con una magistral actuación después de estelares rotundos como Nueve Reinas, coprotagonizada por Soledad Villamil y un reparto de lujo integrado entre otros por Pablo Rago y Javier Godino, hacen de El Secreto de sus Ojos, una historia atrapante que genera en quien tiene el privilegio de observarla una pasión cinematográfica si me permiten el término, que genera la necesidad absoluta de verla una y otra vez para poder saborear las virtudes a nivel de realización, narración e interpretación con que cuenta esta obra dirigida por Juan Jose Campanella.

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